¿Por qué m¡AQUÍ!s?


A finales de 2006 el director del equipo de arqueólogos y antropólogos forenses del grupo Paleolab me invitó a acompañarles en sus trabajos técnicos de localización, exhumación, recuperación e identificación de restos mortales de personas desaparecidas durante la dictadura franquista para documentar gráficamente (vídeo y fotografía) estas actuaciones. 
Fue en un pueblo de Cuenca. Recuerdo perfectamente la sorpresa que me llevé al comprobar el miedo, la prudencia, que todavía perduraba entre algunos de sus habitantes a la hora de hablar sobre este período de la historia (1948). Una anécdota: las tareas de recuperación de restos no es fácil y a la hora de remover tierra, excavar, los equipos de arqueólogos indagan sobre cualquier tipo de información que les lleve a detectar el punto exacto del enterramiento. Para ello, la mayoría de las veces se entrevistan con personas mayores de las localidades cercanas que pudieran recordar y dar pistas sobre el paradero exacto de la fosa. En esa primera actuación en la que participé, en un pueblo de Cuenca, persiguiendo ese objetivo, se entrevistaron con un señor octogenario el cuál, en el transcurso de la entrevista también dio datos sobre quién participó en los sucesos, qué pasó después y cómo él lo vivió. Al día siguiente este señor se acercó al lugar donde estábamos trabajando y nos rogó que olvidáramos todo lo que había dicho y que, por favor, en ningún caso quería aparecer en registro audiovisual alguno...

Después he estado siguiendo al Grupo Paleolab en algunas otras actuaciones en las provincias de Cuenca, Teruel y Valencia.

He visto como los familiares descubrían una verdad que les había sido negada. Recuerdo a un familiar que buscaba a su padre. Toda su vida estuvo convencido de que sus restos reposaban en algún lugar del cementerio de Mora y negaba la posibilidad de que estuviera en otra parte. Finalmente el equipo comprobó que yacían en una fosa común ilegal excavada en la ladera de una montaña cercana. Esqueleto, lesiones por arma de fuego, silencio, absorta mirada, lágrima seca.

He visto como la ciencia desmoronaba leyendas y descubría historias falsas; ahorcamientos o fugas que en realidad no fueron tales. He conocido historias de absurdas y obscenas venganzas. La crueldad más allá de lo que es una guerra, mediado el siglo, alrededor de los años cincuenta.

Todo esto y más, la otra verdad, la superación del temor, mostrar la labor humanitaria de estas actuaciones, la profesionalidad de los que intervienen y la propia historia, es lo que a mí y a los socios de Cremant Muses motiva al plantearnos realizar este documental. Queremos hacerlo y queremos hacer partícipe a todo el que quiera colaborar.

Lican Esteve.

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